El boom de las novelas eróticas
Decía Milan Kundera que las
sociedades que están obsesionadas con el sexo y hablan continuamente de ese
tema, son en las que menos se practica. Si esto fuera así, tendríamos que
admitir que la sociedad occidental actual está demasiado obsesionada con el
sexo porque no lo practica, a juzgar por el éxito arrollador que tienen
actualmente las novelas eróticas que son el género más vendido en el año 2012.
Todo empezó con la publicación de la
trilogía "Cincuenta sombras de Grey" y su fulminante éxito de ventas,
lo que ha convertido a ese género en una mina por explotar por aquellos autores
que, aún siendo ya famosos o los que aún no lo son, saben que con
estas novelas eróticas tienen asegurado el éxito y las ventas millonarias.
«A las mujeres les gustan las fantasías sexuales porque lo más erótico de
su cuerpo está en su cabeza». Esta afirmación la ha hecho Erika Leonard James,
la escritora inglesa que en este año cumple 50 años.y que es autora de la
famosa trilogía antes mencionada. Con
esto parece afirmar que la literatura erótica actual va dirigida al público
femenino por las razones que aduce.
Esta
modalidad narrativa ha abierto un resquicio de esperanza para el mercado
editorial, porque lleva cinco años consecutivos acumulando pérdidas que
ascienden a un 20% y de cuyo porcentaje sólo en el año 2012 ascendió al 10%. La
editorial que publica dicha trilogía en España, Grijalbo, que pertenece al
grupo Random House Mondadori, informa que la cifra de ejemplares vendidos de dicha trilogía
es de 2.000.000 sólo en castellano (en estas cifras está incluido el mercado
hispanoamericano).
Esa
astronómica cifra de ejemplares vendidos se ha conseguido desde que se publicó
en junio pasado el primero de los
volúmenes de dicha trilogía Cincuenta
sombras de Grey, y le siguieron Cincuenta
sombras más oscuras y Cincuenta
sombras liberadas, ambas publicadas sólo un mes después, porque la
editorial se percató de la expectación de las lectoras por saber cómo
continuaba el apasionado romance de
Anastasia Steele y Christian Grey.
A
partir de dichas publicaciones se mantienen en el primer puesto de los libros
más vendidos, a los que no superan ni los libros de un escritor que ha sido
siempre un creador de best sellers
como es Ken Follett, con su última obra El
invierno del mundo que lleva unos meses en las librerías, ni los de otra
escritora revelación como es María Dueñas con su última obra Misión olvido, Temas, de Hoy, con cifras
altísimas de ventas, pero tampoco ha podido rebasar a la trilogía erótica de
moda.
A
esta suculenta fuente de ingresos editoriales que inició dicha trilogía, se han
añadido otras escritoras como es Silvia Day, con su novela erótica No te escondo nada, título al que siguió
Reflejada en ti, otra obra de la
misma autora y temática que se ha publicado hace un mes. Sin embargo, el primer
puesto de las ventas sigue siendo para la autora de Cincuenta sombras de Grey que ocupa los tres primeros puestos en el
podio de ventas, y Day se conforma con el sexto y octavo lugar en el mismo con sus dos novelas.
Según
los datos facilitados por la consultora Nielsen, (ABC/27/11/12) en la semana
que va desdel el 29 de octubre al 4 de noviembre, sólo el primer volumen de la
mencionada trilogía, Cincuenta sombras de
Grey, lleva vendidos 1,100.000 ejemplares, seguida por Misión olvido, de María Dueñas con 190.000 ejemplares, El
invierno del mundo, de Ken Follett, con 128.000 ejemplares y Sylvia Day, con sus
dos novelas, 31.000 ejemplares.
La
pregunta que sugieren estas astronómicas cifras de ventas de las novelas
eróticas que han podido superar a las de los autores tan leídos y demandados
como Ken Follett, y que ha hecho comprar estas novelas a millones de lectores
en más de 52 países es ¿qué tiene de especial el sexo descrito y narrado en estas obras? ¿Es que la
frustración sexual es tan grande, en general, que se busca la compensación en las narraciones eróticas como
únicas vías de salida a la pulsión sexual? y habría que añadir otra pregunta:
¿tiene razón Milan Kundera cuando habla de que se habla (o lee) de sexo cuando
no se practica?
Según la editorial Grijalbo, a través de la editora que
descubrió la obra Cincuenta sombras de
Grey, la razón de su éxito es porque «No es pornografía, se trata de
desacralizar el sadomasoquismo»,
porque es una combinación del género romántico y del erótico. A pesar de la
afirmación de que no es pornografía la trilogía de E. L. James, a su
autora en Estados Unidos se le llamó
"Mamá porno", y en dichas obras el sadomasoquismo es el plato fuerte,
aunque tratando de hacerlo asequible a todo tipo de lectores gracias al buen
hacer de Christian Grey, el protagonista masculino, que parece conocer bien a
las mujeres y su sexualidad y por ello
consigue satisfacerlas, aunque sólo sea a través de las páginas de estas
novelas
En esta trilogía se puede encontrar sexo
explícito entre la ardiente paraje de amantes, aunque no está narrado con la
maestría literaria de Henry Miller en su fantástica trilogía, especialmente en la tercera de su
entrega: Plexus, Nexus, Sexus, porque
no hay que olvidar que su autora no pretende hacer buena literatura, sino
contar una historia que tenga tirón para el gran público en momentos de crisis
como los que atravesamos, y no hay mejor evasión que el sexo, sobre todo cuando
se tocan ciertos aspectos que son desconocidos por la mayoría de las
personas y, precisamente por eso, causan
tanto morbo.
Parece ser que las lectoras que la
compran son las jóvenes, alrededor de unos 25 años, urbanitas y con un poder
adquisitivo medio.
Naturalmente esta moda, pues en la
literatura, buena o mala, siempre hay también modas o tendencias, durará más o
menos tiempo, porque los lectores se cansan de los géneros o subgéneros cuando
se satura el mercado con demasiadas ofertas de la misma clase.
No hay que olvidar que hace unos
años la moda fue y es aún, aunque está perdiendo terreno, la novela histórica, en la
que la Historia y la ficción se confunden y quienes no les gusta leer la
historia rigurosa y veraz, se apuntaron a este género denostado por muchos
escritores, pues crea confusión a los lectores poco versados en Historia y
no saben diferenciar lo real de lo
ficticio, creando así un caldo de cultivo a la Historia novelada que es una
fuente de errores para muchos lectores.. Además de ser un buen método de crear historias para quienes no tienen demasiado talento creador, porque les permite utilizar a personajes reales y mezclados con otros ficticios en una combinación más o menos acertada, según el autor de que se trate, pero que siempre es otra forma de tener aseguradas altas cifras de ventas.
Esta nueva moda de la literatura erótica que
pretende ser transgresora, utilizando el sexo, y dentro de él a las
distintas parafilias como es el caso
del sadomasoquismo en esta trilogía, como un arma de transgresión y provocación,
pero con la nota añadida de hacerla "adecuada al gran público", lo
que le quita totalmente la nota transgresora y se queda en algo intermedio
que está a medio camino de la cursilería
de la novela romántica o "rosa" y la obscenidad de la verdadera
novela erótica, en la que nada es implícito, sino completamente explícito, por
lo que no es apropiada para todos los públicos que buscan sexo narrado, pero
sin más connotaciones románticas que sobran en obras de este calado.
No hay que olvidar que el
género erótico existe desde hace muchos siglos, como fue el Satiricón de
Petronio, escrita aproximadamente en el año 60 d.C; el Decamerón de
Giovanni Boccaccio, escrita entre 1348 y 1353, y otros autores que cultivaron
el género como Choderlos de Laclos; John Cleland (1709-1789), autor de Fanny
Hill; y el marqués de Sade, entre otros muchos. De todos es conocidos
títulos como las Memorias de Giovanni
Giacomo Casanova (1725-1798) que, además de describir sin tapujos sus amores y
sus hazañas sexuales, eran además, un impresionante tratado históricos de los
usos y costumbres de su época con innegable valor literario. Ya en el siglo XX
se pueden citar a autores como Anaïs Nin (Delta de Venus), Monique
Wittig (El cuerpo lesbiano), Jean Genet o Henry Miller, anteriormente
citado.
La diferencia entre las
obras de estos autores citados y las novelas eróticas ahora de moda y récords
de ventas es que aquéllas no sólo eran obras eróticas, sino que contribuían a
conocer la sociedad de su tiempo, su política, arte, economía y eran un tratado
que perfilaba y mostraba el mosaico social en el que se desenvolvían sus
protagonistas, fueran reales o ficticios, además de su intrínseco valor literario
por el que pasaron a la posteridad. Las que ahora son best sellers no pasan de
ser novelas "rosas" a las que se han añadido escenas explícitas de
sexo, sadomasoquista o no, pero sin aportar nada al lector como no sea conocer
las tribulaciones de sus protagonistas que son el epicentro de estas obras sin ninguna calidad literaria,
pero sí un evidente y excelente negocio editorial que se explotará hasta que la
moda pase y venga otra a sustituirla, como pasa siempre.
El sexo por sí mismo, sin
más alicientes para un lector exigente, aburre por lo repetido. Esto ya se
demostró cuando la apertura que llegó con la democracia propició la aparición de salas de cine X que prometían ser un negocio
inagotable, pero que pasada la primera euforia causada por la novedad y el
aliciente que suponía la total libertad en sus contenidos, sin ningún tipo de
censura ni tabúes, hizo que se cerraran unas tras otras todas las salas de
exhibición de dichas películas, porque el público que antes las llenaba se fue
retirando, harto y aburrido de ver siempre lo mismo: el sexo descarnado en
estado puro, sin más añadidos que le dieran un mínimo de calidad, de contenido
que lo arropara.
Siempre es bueno leer, sea
cual fuere el género elegido, pero si alguien quiere leer buena literatura
erótica no debe buscarla en esas novelas de moda que son hechas de encargo y
siguiendo unos patrones fijos para que sean comerciales, aunque carezcan de
calidad literaria: Sólo tiene que darse una vuelta por la literatura universal y encontrará auténticas
joyas del género erótico, pero, además y sobre todo, hallará buena literatura y
arte con mayúsculas. Y eso nunca aburre ni cansa, con sexo o sin él.